Lea la transcripción del video devocional de hoy.
Algunos de ustedes quizá escuchen este versículo inmediatamente y digan: «¡Oh, estoy ahí! Señor, sácame de esta angustia». Veamos el contexto de lo que dice el salmista cuando dice: «Para la gloria de tu nombre, oh Señor». Algunos quizá lo escuchen y digan: «No me preocupa demasiado la gloria de tu nombre ahora mismo, Señor, sácame de esta dificultad». Lo entiendo. Es difícil estar en esta situación.
Retrocedamos un poco y veamos lo que realmente dice este versículo. Imagina que estás en una excavación arqueológica. Me encanta la arqueología, pero jamás podría ser arqueólogo porque a estos hombres les toma años descubrir y retirar lentamente capas de sedimento y tierra, revelando con cuidado y de forma intrincada algo que existió en la historia antigua.
Imagina estar en un sitio y, de repente, sentir la energía en el aire porque alguien ha encontrado algo. Lo descubren, lo llevan, y un grupo de personas comienza a reunirse con energía y entusiasmo, preguntándose: "¿Qué será esto que descubrieron?". Se nota que están realmente entusiasmados con lo que encontraron.
Descubres que no solo es un artefacto especial, sino que lleva el nombre de un rey famoso de la antigüedad. Imagina lo que eso significaría para ellos, dado el tiempo que llevó descubrir la pieza, sobre todo sabiendo que contiene la identidad del rey. Es un artefacto de algo que existió hace muchos años y que ahora yace en ruinas. Está en el suelo.
Nuestro Dios vivo
Si analizamos este pasaje en este versículo desde esa perspectiva: «Por la gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida. Por tu fidelidad, sácame de esta angustia», ¿qué significa? Significa que no vivimos, existimos ni oramos para pedirle cosas a alguien que existió hace mucho tiempo y ahora está en ruinas.
Oramos y le pedimos a Dios que forme parte de nuestro día y acudamos a Él con nuestra angustia para que otros puedan ver la gloria de su nombre. ¿Qué efecto tiene esto? De hecho, dice esto y proclama a los demás: «Este no es un dios ni un rey en nuestra vida que existió hace mucho tiempo. Este es nuestro Dios, nuestro Salvador, nuestro Rey con quien podemos hablar hoy».
Con eso, proclamamos su gloria a quienes nos rodean, que en realidad estamos hablando con el Rey que existe hoy, sentado en su trono, que quiere concedernos este deseo de liberarnos de nuestra angustia. En la angustia, sabiendo que tenemos a este Rey nuestro con quien hablar y caminar con nosotros, podemos proclamar la gloria de su nombre a quienes nos rodean.
Un testimonio para los demás
¿Qué hace eso? Les da a quienes nos rodean la capacidad de decir: "Necesito eso en mi vida. Necesito un Rey, un Dios, un Salvador en mi vida a quien hablar en mi angustia, a quien invocar, a quien recurrir". El Señor quiere eso contigo hoy. Quiere vivir estos momentos contigo hoy.
Solo te pido que te tomes un tiempo. Es importante glorificar su nombre a través de esto; espera que Él reciba la gloria mientras te saca de las distracciones de tus circunstancias hoy.
