Lea la transcripción del video devocional de hoy.
¿Cómo reaccionas ante los momentos en que te equivocas en la vida? Probablemente no es algo en lo que nos guste pensar. No es algo en lo que me guste pensar. Cuando me equivoco, soy muy exigente conmigo mismo, la verdad. Lucho contra el perfeccionismo e intento vivir con estándares muy altos. Cuando no salen como lo planeé, puedo ser muy exigente conmigo mismo.
En cuanto a mi vida espiritual, la verdad es que la cosa empeora aún más. Cuando sé que Dios me ha llamado a vivir de cierta manera y lo rompo pecando, me enojo y me arrepiento de todo. Luego lo proyecto en Dios y pienso: « No puedo creer que lo haya vuelto a hacer. Dios debe estar muy enojado conmigo». Entonces, incluso llego a sentir que ahora tengo que compensarlo, que si tan solo hago algunas cosas buenas, quizá vuelva a tener el favor de Dios.
Cómo liberarse de la mentalidad equivocada
Si alguna vez has luchado con esos sentimientos, me encantaría compartir contigo un versículo que espero te ayude a romper con esa mentalidad y te libere para vivir la vida como Dios quiere. El versículo está en Romanos, capítulo 8, versículo 2. El apóstol Pablo dice: « Y porque le perteneces, el poder del Espíritu vivificante te ha librado del poder del pecado que lleva a la muerte».
Pertenecemos a Dios, y por serlo, somos amados por Él. Porque somos amados por Dios, significa que ya no somos esclavos del pecado ni de la muerte, porque Dios nos ha atraído con su amor. Fue ese amor el que envió a Jesús como el sacrificio perfecto por nuestros pecados, para que pudiera morir la muerte que merecíamos y para que pudiéramos recibir la vida que nunca merecimos.
Qué significa pertenecer a Dios
Esto es lo que significa pertenecer a Dios. Significa que nuestros amos ya no somos nosotros, arrastrados a la tentación y a una vida apartada de Dios. Significa que nuestro amo ahora es un Padre que nos mira con gracia y misericordia. No te pide que lo hagas mejor ni que compenses todos los errores que has cometido en la vida. Lo que te pide es simplemente que vengas a Él a diario para presentarle tu quebrantamiento, para ser honesto ante Él para que pueda perdonarte tus pecados, para que te colme de gracia y misericordia, para que su Espíritu pueda obrar en tu corazón y crecer cada vez más a la imagen de Jesús. Eso es lo que el Padre es en nuestras vidas.
El corazón de un padre
Lo pienso con mis propios hijos. Quiero que sepan que soy un lugar seguro, un lugar donde pueden ser ellos mismos, un lugar donde pueden aprender. Está bien fallar, y queremos levantarnos. Queremos enfocarnos en hacerlo mejor mañana, y mejor mañana, y mejor al día siguiente, porque tenemos un Dios que perdona de nuestro lado. Imaginen si vinieran a mí cuando se equivocaron, y yo me enojara tanto con ellos y empezara a gritar, ¿querrían volver a mí la próxima vez que se equivocaran?
Me sorprendería mucho si lo hicieran. Probablemente se esconderían de mí. Creo que algunos tenemos esa imagen de Dios. Pensamos que está enojado con nosotros y por eso nos escondemos de Él, pero Dios intervino en nuestro desastre para que pudiéramos vivir con Él. Por eso, en el jardín, cuando Adán y Eva pecaron, se escondieron de Dios. Dios los llamó específicamente. Adán, ¿dónde estás? ¿Qué pasa? Este fue un llamado al arrepentimiento. Hijo mío, hija mía. Comparte todo lo que ha salido mal para que pueda arreglarlo.
Tenemos el Espíritu vivificante en nuestra vida porque pertenecemos a Dios y somos amados por Él. Vivamos libres del pecado y de la muerte, y plenamente en el poder de Dios.