Como cristianos, la mayoría de nosotros oramos regularmente por protección física contra cosas dañinas como accidentes, enfermedades o dolencias e incluso contra personas malvadas que hacen el mal. Ya sea que emprendamos un viaje largo o dejemos a nuestros hijos en la escuela, confiamos en Su protección para nuestros seres queridos y para nuestras propias vidas. Dependemos de Dios para que nos mantenga vivos, seguros y salvos. Sin embargo, la seguridad física no siempre está garantizada. Desde que el pecado entró en el mundo, la humanidad ha sido sometida a diversas formas de daño físico (véase Génesis 3). La Biblia describe ejemplos claros de la protección de Dios sobre sus hijos. Además, vemos múltiples ocasiones en las Escrituras donde Su intervención milagrosa obra poderosamente para proteger a Su pueblo. Echa un vistazo a los siguientes pasajes para ver algunos ejemplos que describen la protección de Dios a su pueblo. (Éxodo 14, 2 Reyes 6:15-23, 2 Samuel 22:1-20, Marcos 4:35-41, Hechos 16:22-40, Hechos 23:16-35, Hechos 27:27-28:5) Las siguientes son 8 oraciones, pidiéndole a Dios Su protección física.
1. Oren también, para que seamos rescatados de gente perversa y mala, porque no todos son creyentes. Pero el Señor es fiel; Él los fortalecerá y los protegerá del maligno. – 2 Tesalonicenses 3:2–3 NTV
Jesús, mi Señor, pongo mi vida en tus manos. Siempre eres fiel para rescatarme y protegerme de las personas malvadas que quieren hacerme daño a mis seres queridos o a mí. Ponnos en los lugares correctos en el momento correcto para evitar daños. Guarda mi vida, oh Señor, de las obras del maligno.
2. Que el Señor responda a tu clamor en tiempos de dificultad; que el nombre del Dios de Jacob te proteja de todo mal. – Salmo 20:1 NTV
Señor Jesús, invoco Tu nombre en este tiempo de angustia. Porque Tu nombre es más alto que cualquier otro nombre, me escondo en Ti como un refugio. Guárdame a salvo de toda forma de daño. Te confío mi vida, y te confío mis seres queridos. Llévame a través de esto de manera segura como solo Tú puedes.
3. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar. – Salmo 46:1-2 NTV
Padre, sé que lo único que quedará es lo que Tú proteges y preservas. Por lo tanto, te pido que protejas y preserves mi vida. Guárdame del daño cuando ocurran desastres naturales, guerras y la inestabilidad de la vida en el planeta. Tú eres mi refugio y mi fortaleza; pase lo que pase, confío en Ti y no tendré miedo.
4. Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. – 2 Corintios 4:8–9 NTV
Jesús, mi Señor, me apoyo en Tu gracia para que me guarde en estos tiempos difíciles. Me siento presionado y perplejo, pero no me desesperaré. Aunque el enemigo me persiga, Tú nunca me abandonarás. Incluso si me derriban, Tú eres mi fuerza. Me levantaré y no seré destruido. Me proteges como un escudo.
5. Pues el ángel del Señor es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen – Salmo 34:7 NTV
Dios, solo Tú eres Dios. Ayúdame a caminar en el puro temor del Señor. Rodéame con Tu presencia y ordena a Tus ángeles que guarden mi vida y la de mis seres queridos. Envía a Tus mensajeros para que me protejan dondequiera que yo vaya. No me dejes tropezar. No dejes que el mal me conquiste ni se acerque a mi puerta.
6. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; Las llamas no te consumirán. – Isaías 43:2 NTV
Padre, creo en la verdad de que Tú estás conmigo, y Tu protección es segura. Ya aunque esté en aguas profundas, dificultades en la vida o el fuego de la opresión, no me ahogaré ni seré consumido por la llama. Mi vida está en tu fuerte diestra, y estoy seguro contigo.
7. Si haces al Señor tu refugio y al Altísimo tu resguardo, ningún mal te conquistará; ninguna plaga se acercará a tu hogar. – Salmo 91:9-10 NTV
Tú, oh Señor, eres mi refugio. Tú eres Dios por encima de todo, y me proteges como un refugio. Descanso en la verdad de que no permitirás que el mal me gane. Guárdame de la enfermedad. Protégeme de las lesiones. No permitas que las plagas y las pandemias me sacudan ni se acerquen a mi casa.
8. El Señor dice: "Rescataré a los que me aman; protegeré a los que confían en mi nombre. Cuando me llamen, yo les responderé; estaré con ellos en medio de las dificultades. Los rescataré y los honraré." – Salmo 91:14-15 NTV
Señor, oro por tu ayuda. Rescátame porque te amo. Quédate conmigo y llévame a través de este problema. Confío en el poder y la autoridad de Tu gran nombre, Señor Jesús. Protégeme de todo daño y asegúrame en Ti, ya que mi objetivo es vivir para Ti y hacer que Tu voluntad sea el centro de mi vida.
