Lea la transcripción del video devocional de hoy.
Aquí hay tres imágenes que debemos visualizar, junto con el salmista, al pensar en el Señor. Ya lo has oído antes. El Señor es mi roca. El Señor no es solo mi roca, es mi fortaleza. No solo mi fortaleza, es mi Salvador. Estas son tres imágenes que debemos tener presentes.
Me gusta mucho cómo lo expresa la ESV. Dice: « El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el poder de mi salvación; mi baluarte». Analicemos cada uno de estos versículos a la vez.
El Señor es mi roca
Imaginen primero que el Señor es mi roca . Piensen en la roca como algo sólido: un cimiento sólido sobre nosotros. Charles Spurgeon dijo eso y mucho más. Escuchen esta cita:
Nuestro Dios es una roca. Es roca de cimiento, roca de morada, roca de defensa, roca de sostén. Bendito el hombre que ha hecho de esta roca su todo. Cuando te apoyas en ella, las olas de la angustia rugen a tus pies, pero no te conmueven. Cuando te escondes en ella, los dardos de fuego del maligno se apagan en ella. El Señor es mi roca. Haz que lo sea con tu fe sencilla.
Ponemos nuestra fe en el Señor. Confiamos en Él. Él es nuestra roca.
El Señor es mi fortaleza
El Señor no es solo nuestra roca, sino también nuestra fortaleza . Esto es lo que deberías imaginar cuando piensas en una fortaleza. No estamos familiarizados con las fortalezas, pero una fortaleza hoy en día significaría un lugar de defensa. Defensa y protección integral. No solo esconderse tras un muro, sino muros. Estás en el centro, rodeado de altos muros con torres de vigilancia, llenos de soldados. Tienes todos los suministros necesarios.
Eso es estar en una fortaleza. Dice que el Señor es nuestra fortaleza. No solo es nuestro cimiento firme, sino que también es nuestra protección, nuestro refugio.
El Señor es mi Salvador
Finalmente, el Señor es nuestro Salvador . El Señor nos salva. Nos libra del peligro, nos rescata, nos libera y nos pone en la fortaleza y sobre la roca. Él es nuestra salvación, nuestra protección y nuestro fundamento. Él lo es todo.
El Señor es Jesús. Por eso lo llamamos, como cristianos, el Señor Jesucristo . Él es quien vino a la tierra, el Hijo de Dios, y vivió una vida perfecta. No la merecía, pero sufrió, murió y resucitó. Todo eso lo hizo en lugar de pecadores como tú y yo, para que pecadores como tú y yo pudiéramos ser perdonados de nuestros pecados y reconciliados con Dios, para que pudiéramos ser rescatados, liberados y puestos en la fortaleza que es el Señor y sobre la roca que es el Señor.
El versículo es cierto. Salmo 18, versículo 2: El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi Salvador. Mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección.
