Lea la transcripción del video devocional de hoy.
La mayoría de la gente probablemente recuerda su infancia y piensa en los días despreocupados de la vida. Sobre todo en los meses de verano, cuando puedes correr tras el camión de helados, montar en bici hasta que se encienden las farolas, ir a la piscina con tus amigos y dormir hasta tarde solo para despertarte por la tarde y trasnochar.
Tengo muy buenos recuerdos de haberlo hecho de niño, pero la mayoría de las veces, crecí siendo un niño muy ansioso. Me regía por la Ley de Murphy. Siempre sentía que si algo podía salir mal, probablemente saldría mal. Siempre buscaba las fallas en los planes y siempre pensaba negativamente sobre lo que podría pasar en la vida.
Esa es una lucha que sigo enfrentando hoy. Algunos podrían llamarlo pragmatismo, pero en realidad, si no tenemos cuidado, en el mejor de los casos se convierte en pesimismo y, en el peor, en una increíble falta de fe en Dios. Quiero que vayamos a nuestro versículo de hoy para escuchar lo que Jesús dice sobre la preocupación.
Lo que Jesús dice sobre la preocupación
En Mateo, capítulo 6, versículo 34, Jesús dice: «Así que no se preocupen por el mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Bástese el sufrimiento de hoy». Jesús pronuncia estas palabras durante el Sermón del Monte, que describe cómo es vivir como ciudadano del Reino. Al llamar a las personas a esta forma extrema de vida, a entregarlo todo a Dios y confiar en Él en el proceso, Jesús aborda un problema muy real que las personas tienen cuando son llamadas a entregarlo todo al Señor: la preocupación.
Los anima a contemplar los campos y ver cómo están revestidos de un esplendor mayor que el de Salomón, en toda su gloria y grandeza. Nos llama a observar las aves del cielo, a ver que no tienen graneros, pero el Señor las alimentará, y a considerar que Él se preocupa aún más por nosotros, así que ¿de qué tendríamos que preocuparnos?
El problema de la preocupación
Eso todavía nos deja con días de preocupación, de distracción, de tomar las riendas y dejar todo en nuestras manos. Dios no quiere que nos preocupemos porque nos desvía la mirada de su bondad. Se convierte en un obstáculo para vivir en misión para Él y nos impide servir a los demás abierta y desinteresadamente como Él nos ha llamado a hacer.
Es importante que, al leer este versículo, cuando Jesús nos llama a no preocuparnos, no nos diga simplemente que intentemos despreocuparnos. Cuando escuchas estas palabras, "no te preocupes", supongo que aún tienes preocupación. Entonces, ¿qué nos dice Jesús que hagamos?
Reemplace la preocupación con confianza
Jesús nos dice que debemos reemplazar nuestra preocupación por algo mejor. Necesitamos reemplazarla por confianza. No dice que solo te preocupes las próximas 24 horas y mañana puedas preocuparte por cosas nuevas. Dice que tomes el día de hoy y practiques entregar tus preocupaciones a Dios. Deja que Él te quite esas cargas de encima, porque no te corresponde llevarlas. No pienses en el mañana, porque la lista se hará larga y te parecerá demasiado, pero no es demasiado para Dios.
Comencemos hoy. Llevemos nuestras preocupaciones ante el Dios que nos cuida. Confiemos profundamente en Él, pues Jesús nos da paz, pues Él guarda nuestros corazones y nuestras mentes.
